El Álbum de comunión: la mejor opción

¿Tenéis vuestro álbum de comunión a mano?. Yo si. Bueno, mi madre. Lo tiene guardado en el que llamo “el gran armario de los álbumes”. Y es que de vez en cuando me da por abrirlo y, cuando lo hago, me hace recordar que los tiempos cambian. Vaya si lo hacen. Cada vez más.

Cuando venís al estudio a pedir información sobre los reportajes de comunión, es fácil encontrar opiniones tales como “vaya álbum que me hicieron”, “lo tengo guardado en un cajón”, “si lo llego a saber…”. ¡Ey!, pero sin menospreciar el trabajo de mis colegas de aquellos tiempos. Era lo que se llevaba, si eran profesionales y serios con el cliente, dentro de su buen hacer como fotógrafo, estoy seguro que lo hacían con todo el cariño del mundo. El mismo con el guardamos nuestro álbum de primera comunión. ¿Sabéis de lo qué os hablo verdad?. El conocido álbum analógico: “el de la foto pegada”, el de toda la vida, con la hoja de acetato entre hoja y hoja. O los que llevaban un plástico por encima de las fotos, que ahora, si quieres disponer de ella, no hay quien la despegue. Vale más no hacerlo, porque te puedes cargar el álbum y la foto. Mejor dejarlas donde están.

 

No os voy a negar que a mi me encantan los álbumes analógicos, es más, también os lo puedo hacer y con un acabado muy cuidado. Pero hoy, vengo a explicaros cual es el proceso de creación del álbum digital que hago: por la posibilidad de sus acabados, la aplicación de las fotografías y la calidad de los materiales. Quiero que tengáis en vuestras manos un tesoro, que invite a tenerlo a mano, que apetezca enseñarlo, permanezca en el tiempo y sea parte de vuestro hogar, y en un futuro, el de sus protagonistas.  

El interior: contando la historia

En el álbum digital, las fotografías van impresas sobre el propio papel fotográfico. Y aquí empiezan sus oportunidades de personalización, podréis elegir desde el gramaje de sus hojas (grosor) hasta sus acabados en diferentes papeles: brillo o mate. En mis álbumes, trabajo con un papel fotográfico de 350 gramos, muy rígido, de forma que a la hora de abrirlo queda totalmente abierto, permitiendo una visión perfecta de las fotografías; y acabado mate, el que mejor se adapta al tipo de fotografía que hago, con el que consigo potenciar los negros y la atmósfera de mis fotos.

Habréis escuchado, o escucharéis, hablar de “… el álbum de mi sobrino tiene cinco lienzos”. En la jerga de los fotógrafos, lienzo es el término que utilizamos para referirnos al numero de hojas que contiene un álbum. Coger un álbum que tengáis por casa. Si lo abrís ciento ochenta  grados, las dos paginas que vemos es lo que denominamos lienzo. Cuando escuchéis hablar de un álbum de cinco lienzos, estaremos refiriéndonos a un total de diez páginas. Los que yo hago tienen un mínimo de diez lienzos, veinte páginas, siempre ampliables en número si lo deseáis, todo va a depender de las fotos que necesitemos para que quede perfectamente contado. De todas formas, tengo costumbre de pasaros un borrador del álbum que yo haría, abierto a las modificaciones que preciséis. Cada álbum, como cada reportaje, es diferente. Me entrego al cien por cien para que no echéis nada en falta. Quedaros con esto: un lienzo, equivale a dos páginas

Para elegir las fotografías, y ponéroslo más fácil, podréis visualizarlas en el Área de cliente, en la Galería Privada que tendréis acceso en mi página web. Desde ella, seleccionaréis las que más os gusten, y me servirán como base para empezar a contar la historia. En todo momento os aconsejaré sobre las fotografías que mejor funcionen para el desarrollo; e incluiré fotos que se os pasaron de largo. Tener en cuenta que en ocasiones, una foto puede necesitar de otra para poder seguir contando la historia. Juntas cobrarán significado. Iré matizando la narrativa y, cuando lo veáis, os llevaréis una sorpresa y posiblemente exclamaréis ¡cómo no había seleccionado esa foto!. Tranquilos, no solo estoy para hacer fotos, ¡también para hacer que todo encaje!.

A lo hora de maquetar, de distribuir las fotos, el formato del álbum con el que me siento más cómodo es el formato cuadrado: con un tamaño de 30×30 centímetros cerrado, al abrirlo disfrutaremos de un lienzo de 60 centímetros de largo, podréis ver las fotografías perfectamente. El tamaño perfecto para plasmar las fotos en el papel: disfrutaréis de la textura de los trajes, de los vestidos… Lo veréis todo a la perfección. Y es que hay fotos que piden ser plasmadas en grande. Imaginaros un primer plano a doble página, centrándonos en la mirada del protagonista, ¿podría ser una buena apertura del álbum verdad?. Eso sí, no me gusta meter muchas fotos por lienzo. Las necesarias, de una forma limpia y ordenada, para conseguir una narrativa equilibrada. Quiero que las fotografías respiren, que se dejen ver sin distracciones. Cada lienzo está pensado para querer pasar al siguiente. Que queráis ver el álbum una y otra vez. 

Dentro de los reportajes, como bien sabéis, cabe la posibilidad de hacer sesión de estudioexteriores. Siempre os recomiendo hacer ambas, merece la pena y tendréis un reportaje completo. En este caso, a la hora de distribuir las fotos me gusta hacerlo de forma cronológica. En la primera parte del álbum, veréis plasmadas las fotografías de estudio, y en una segunda parte, seguiremos contando la historia con las fotos de la sesión de exteriores. Será una buena forma de contar el final de la historia. 

El acabado: guardando su esencia

Lo primero que os sorprenderá a la entrega del álbum será el acabado final. Esta primera impresión será la llave que nos llevará a adentrarnos en su interior, a querer descubrir lo que contarán sus páginas. En el estudio os enseñaré un amplio muestrario de materiales; nobuks, terciopelo, lino, saco, estampados, madera… con profundo interés por la limpieza del montaje y las uniones. Podréis tocarlos, disfrutar su tacto y escoger el que mejor se adapte a lo que buscáis. 

Vaya por delante que mi predilección son los materiales rústicos y naturales. Busco que sean atemporales, como mis fotos. Al final, imágenes y álbum han de disfrutarse en su conjunto. Imaginaros un álbum con la tapa de madera natural, un tinte…¡nogal!. El nombre grabado de su puño y letra, sobre la misma tapa. Para rematar, una combinación de lomo y trasera con un lino natural beige. Es vuestra decisión, un álbum a medida que solo tendréis vosotros.  

Llegados a este punto, os animo a poner la guinda al reportaje de comunión de vuestros pequeños con la confección de un álbum único, personal. Experimentaréis en primera persona la posibilidad de guardar de la mejor manera, para siempre, su esencia. 

¿Queréis saber en que consisten los reportajes comunión que os ofrezco?. Quiero conoceros. Os invito a pasaros por AQUÍ 🙂 

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